Primer: Elegir las herramientas adecuadas.
Puede parecer que un peine cualquiera nos sirve para nuestra barba, pero nada mas lejos de la realidad.
El tamaño y distancia entre los dientes de un peine debe estar adecuado al tamaño y densidad de nuestra barba para obtener el máximo beneficio al peinarla. Una barba pequeña y de pelo suave, no necesitará mucho grosor ni espacio entre dientes al igual que una barba grande y densa no debería usar peines pequeños ni con los dientes muy juntos.
El material con el que son fabricados juega un papel determinante, ya que los pelos de la barba generan mucha fricción y por consiguiente, electricidad estática. Un peine de plástico barato nos va a electrizar la barba, impidiéndonos domar los pelos rebeldes, que acabarán de punta y dispersos.
Otra cosa a tener en cuenta es el acabado del peine. Un peine de plástico hecho en molde, es propenso a tener bordes afilados y dientes con marcas que van a engancharse en nuestros pelos, rompiéndolos y cortándolos y por tanto, mermando nuestra barba.
Seguir el procedimiento correcto
La manera de peinar la barba influye mucho en el resultado final que vamos a obtener.
No puede ser un peinado agresivo, dando tirones y con pasadas rápidas. Tenemos que ir poco a poco, desenredando los nudos que nos vayamos encontrando. Para esto, la mejor manera es parar cuando lleguemos a un nudo y pasar los dedos por la zona. Luego seguimos peinando.
Con esto nos evitamos pegar tirones que, ademas de ser desagradables, casi seguro van a rompernos algún pelo.
Es importante pasar el peine por toda la barba, de arriba a abajo y de los laterales al centro. Así también vamos domando el pelo y educándolo para crecer en la dirección correcta.
Para obtener un mejor resultado, debemos ir de un tamaño de peine mayor a uno menor, por lo que si podéis empezar a peinar con un peine de esqueleto y acabar con un peine para barbas, la experiencia será mucho más óptima.
atte
FG
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